Acabo de ver esta receta en la tele y no me he podido reprimir, por lo fácil y rápido que se hace este postre.
Aunque antes, como en las últimas recetas, os adjunto un breve texto para que penséis.
EL PUNTO NEGRO
Imagínate lo siguiente: tienes delante de ti, un folio o un lienzo en blanco y lo único que quizás te llame la atención es que, aproximadamente, en el centro se ve un punto, solamente un punto negro. Antes de seguir leyendo, por favor, aparta esta lectura o cierre los ojos durante unos segundos y trata de hacer una descripción de lo que acabas de ver, en este caso, de imaginar. Y no te engañes a ti mismo.
Seguramente te ocurrirá lo que a la mayoría de las personas, que con mayor o menor precisión o riqueza del lenguaje describirás ese punto negro, es probable que aluda a su tamaño, a su situación geométrica con respecto a los lados o del centro, a la intensidad del color o será capaz de distinguir algunos matices que le aproximan a otros tonos oscuros. Quién sabe, la imaginación juega un papel extraordinariamente rico cuando se abordan estas cuestiones. En todo caso, estoy convencido de que será muy preciso y hasta conciso.
Lo verdaderamente llamativo de este experimento tan simple es que son muy pocas las personas que mencionan el espacio en blanco del folio o del cuadro en cuestión, a pesar de que es lo más visible. Casi todo el mundo se empeña en describir el punto negro, porque el dichoso punto se percibe con nitidez sobre el fondo blanco. Es verdad.
¿Por qué será que mayoritariamente nos empeñamos en distinguir lo más pequeño e insignificante de esta escena? Ocurre algo parecido a la hora de juzgar cualquier aspecto de nuestras relaciones, de las personas que conocemos, o de la vida en general, nos fijamos en los detalles (mucho más si son negativos) y se nos escapa lo fundamental.
No deseo que aprecies en este comentario una apología al optimismo, ni mucho menos, sino una invitación a elegir la opción que más te conviene y, puedes creerme, una visión positiva en general es mucho más saludable que lo contrario (hasta nuestro sistema inmunológico lo agradece), y estoy convencido de que todos podemos encontrarla, con mayor o menor fortuna… naturalmente, si la buscamos.
Bueno, aplicaros el cuento y vamos a por la receta.
Ingredientes.
Para el caramelo.
Una taza de azúcar (200 gr.)
6 cucharadas soperas de agua.
Unas gotas de limón.
Para el pudín.
8 rebanadas de pan de molde.
1/2 litro de leche.
3 huevos.
Una taza de azúcar (200 gr.)
50 gr. de pasas sin pepitas.
2 manzanas.
Elaboración.
En el bol que vayamos a utilizar para hacer el pudín, echamos una taza de azúcar, las 6 cucharadas de agua y las gotas de limón, y metemos en el microondas a máxima potencia, durante 6 minutos aproximadamente. Cuando veáis que empieza a coger color, sacar del microondas porque seguirá hirviendo y cogiendo más color. Con cuidado de no quemaros intentad volcar el recipiente para cubrir las paredes. Si no queréis complicaros venden en cualquier súper caramelo liquido, y listo.
Dejar macerando las pasas en un cuenco con un poco de ron, Brandy o el licor que más os guste.
En otro bol, batir los huevos, y añadir la leche y el azúcar y continuar batiendo.
Desmenuzar el pan y añadir, pelar las manzanas y cortar en finas laminas con un pelador, y añadir.
Añadir las pasas y remover toda la crema y volcarla en el bol, donde hemos hecho el caramelo.
Meter en el microondas a máxima potencia, durante 15 minutos, y dejar otros 5 minutos más, cuando acabe dentro del microondas.
Comprobar con un palillo que está cuajada por el centro, dejar enfriar y desmoldar.
Y buen provecho.
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