Blog de cocina, recetas y picoteo
Este es un intento de reunir mis mejores recetas, y las de mis amigas, todas esas experiencias culinarias que he saboreado en compañía de mi familia y en reuniones con los amigos. Sabrosas tapas andaluzas, pinchos del Norte, por ejemplo de Navarra (Estella), donde trabaja mi hijo, guisos caseros y postres. Todo ello de fácil elaboración, y al mejor precio. Económico pero rico y bueno.
domingo, 20 de septiembre de 2015
Pastel de carne sabor Texmex
martes, 7 de julio de 2015
Lomo de bacalao confitado con muselina de ajo
lunes, 18 de mayo de 2015
Espinacas con garbanzos al estilo Sevillano
Dos hombres, ambos muy enfermos, ocupaban la misma habitación de un hospital. A uno se le permitía sentarse en su cama cada tarde, durante una hora, para ayudarle a drenar el liquido de sus pulmones. Su cama daba a la única ventana de la habitación. El otro hombre tenia que estar todo el tiempo boca arriba. Los dos charlaban durante horas.
Hablaban de sus mujeres y sus familias, sus hogares, sus trabajos, su estancia en el servicio militar, donde habían estado de vacaciones. Y cada tarde, cuando el hombre de la cama junto a la ventana podía sentarse, pasaba el tiempo describiendo a su vecino todas las cosas que podía ver desde la ventana.
El hombre de la otra cama empezó a desear que llegaran esas horas, en que su mundo se ensanchaba y cobraba vida con todas; las actividades y colores del mundo exterior.
La ventana daba a un parque con un precioso lago. Patos y cisnes jugaban en el agua, mientras los niños lo hacían con sus cometas. Los jóvenes enamorados paseaban de la mano, entre flores de todos los colores del arco iris. Grandes árboles adornaban el paisaje, y se podía ver en la distancia una bella vista de la línea de la ciudad.
Según el hombre de la ventana describía todo esto con detalle exquisito, el del otro lado de la habitación cerraba los ojos imaginaba; la idílica escena.
Una tarde calurosa, el hombre de la ventana describió un desfile que; estaba pasando. Aunque el otro hombre no podía oír a la banda, podía verlo, con los ojos de su mente, exactamente como lo describía el hombre de la ventana con sus mágicas palabras.
Pasaron días y semanas. Una mañana, la enfermera de día entró con el agua para bañarles, encontrándose el cuerpo sin vida del hombre de la ventana, que había muerto plácidamente mientras dormía.
Se lleno de pesar y llamo a los ayudantes del hospital, para llevarse el cuerpo.. Tan pronto como lo considero apropiado, el otro hombre pidió ser trasladado a la cama al lado de la ventana. La enfermera le cambia encantada y, tras asegurarse de que estaba cómodo, salió de la habitación.
Lentamente, y con dificultad, el hombre se irguió sobre el codo, para lanzar su primera mirada al mundo exterior; por fin tendría la alegría de verlo el mismo. Se esforzó para girarse despacio y mirar por la ventana al lado de la cama… y se encontró con una pared blanca.
El hombre pregunta a la enfermera que podría haber motivado a su compañero muerto para describir cosas tan maravillosas a través de la ventana. La enfermera le dijo:
“Quizás solo quería animarle a usted”.
Epílogo:
Es una tremenda felicidad el hacer felices a los demás, sea cual sea la propia situación. El dolor compartido es la mitad de pena, pero la felicidad, cuando se comparte, es doble.
“Hoy es un regalo, por eso se le llama el presente”.
Bueno, pues aplicaros el cuento, y ahora vamos a por la receta de hoy.
- 2 manojos de espinacas (pueden ser congeladas)
- 150 grs. de garbanzos cocidos (pueden ser de bote)
- Aceite de oliva
- 1 cucharada de pimentón de la Vera
- 3 dientes de ajos
- Pan, dos rebanadas
- 1 cucharadita de comino
- 1 cucharadita de semillas de cilantro
- Vinagre de vino
- Sal
- Pan para freir
- Aceite para freir
martes, 12 de mayo de 2015
Pudín de manzana y pasas en el microondas
jueves, 7 de mayo de 2015
Boquerones en vinagre
domingo, 3 de mayo de 2015
Torrijas sevillanas
Cuando las cosas en la vida nos superan, cuando 24 horas al día no son suficientes, recuerda la historia del bote de cristal y las dos cervezas: Un profesor delante de su clase de filosofía, sin decir palabra, cogió un bote grande vacío de cristal y procedió a llenarlo de pelotas de golf. Después preguntó a los estudiantes si el bote estaba lleno. Los estudiantes estuvieron de acuerdo en decir que sí.
Después el profesor cogió una caja de arena y la vació dentro del bote. La arena llenó todos los espacios vacíos y el profesor preguntó de nuevo si el bote estaba lleno. En esta ocasión los estudiantes respondieron con un sí unánime. El profesor rápidamente sacó dos cervezas de debajo de la mesa y vació su contenido en el bote y efectivamente llenó todos los espacios vacíos entre la arena. Los estudiantes rieron.
Cuando pararon las risas el profesor dijo: Quiero que se den cuenta de que este bote representa la vida. Las pelotas de golf son las cosas importantes como la familia, los hijos, la salud, los amigos, el amor, cosas que te apasionan, son cosas que aunque perdiéramos todo lo demás y nada más nos quedaran estas, nuestras vidas aún estarían llenas. Las canicas son las otras cosas que nos importan, como el trabajo, la casa, el coche,…la arena es todo lo demás, las pequeñas cosas.
Si ponemos la arena en el bote en primer lugar no habrá espacio para las pelotas de golf. Lo mismo ocurre con nuestra vida, si utilizamos todo nuestro tiempo y nuestra energía en las cosas pequeñas, nunca tendremos espacio para las cosas realmente importantes.
Presten atención a las cosas cruciales para su felicidad: jueguen con sus hijos, dense tiempo para ir al médico, salgan con su pareja a cenar, practiquen su afición favorita. Ocupen su tiempo en las cosas que realmente importan, establezcan sus prioridades, el resto es sólo arena.
Uno de los estudiantes levantó la mano y preguntó que representaba la cerveza. El profesor sonrió y dijo:“Me alegro de que hayas preguntado. La cerveza sólo muestra que no importa cuan ocupada tu vida pueda parecer, siempre hay lugar para un par de cervezas con un amigo.”
Aplicaros el cuento y vamos a la receta.
Ingredientes.
Un paquete de pan de torrijas, pan de molde, o barra de pan asentada.
1/2 kilo de miel
1/2 litro de vino blanco
4 huevos.
Clavos de especie.
Agua.
Preparativos.
Calentamos la miel a la que añadimos un vaso de agua y un puñado de clavos.
sábado, 2 de mayo de 2015
Fiambre de pollo casero
LA HISTORIA DEL LÁPIZ
El niño miraba al abuelo escribir una carta. En un momento dado, le preguntó:
–¿Estás escribiendo una historia que nos pasó a los dos? ¿Es, quizá, una historia sobre mí?
El abuelo dejó de escribir, sonrió y dijo al nieto:
–Estoy escribiendo sobre ti, es cierto. Sin embargo, más importante que las palabras es el lápiz que estoy usando. Me gustaría que tú fueses como él cuando crezcas.
El niño miró el lápiz, intrigado, y no vio nada de especial.
–¡Pero si es igual a todos los lápices que he visto en mi vida!
–Todo depende del modo en que mires las cosas. Hay en él cinco cualidades que, si consigues mantenerlas, harán de ti una persona por siempre en paz con el mundo. Primera cualidad: puedes hacer grandes cosas, pero no olvides nunca que existe una mano que guía tus pasos. A esta mano nosotros la llamamos Dios, y Él siempre te conducirá en dirección a su voluntad.
Segunda: de vez en cuando necesito dejar de escribir y usar el sacapuntas. Eso hace que el lápiz sufra un poco, pero al final está más afilado. Por lo tanto, debes ser capaz de soportar algunos dolores, porque te harán mejor persona.
Tercera: el lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar aquello que está mal. Entiende que corregir algo que hemos hecho no es necesariamente algo malo, sino algo importante para mantenernos en el camino de la justicia.
Cuarta: lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que hay dentro. Por lo tanto, cuida siempre de lo que sucede en tu interior.
Finalmente, la quinta cualidad del lápiz: siempre deja una marca. De la misma manera, has de saber que todo lo que hagas en la vida dejará trazos, e intenta ser consciente de cada acción.
Autor: Paulo Coelho
Aplicaros el cuento y a por la receta.
Ingrediente:
1/2 kilo de carne de pollo picada
1/4 de jamón cocido
1 sobre de especias para burritos
Una pizca de sal
Preparación.
Picamos el jamón cocido y lo mezclamos con la carne picada, le incorporamos el sobre de especias de burritos y una pizca de sal, y lo mezclamos todo.
Lo liamos en papel de film y hacemos una salchicha grande que este bien cerrada con el film.
Y lo ponemos a cocer en abundante agua hirviendo durante 25 minutos aproximadamente.
Dejamos enfriar, le quitamos el film y cortamos con el cortafiambres.